Mi intención era robarle el corazón a un príncipe... y acabe robándoselo a un rey.
Mi sueño de ascender al trono lucino me llevó a revivir a un antiguo monarca alado, el mismo al que considere mi amigo hasta que me engañó y me encerró.
Lorcan asegura que permanezco cautiva por mi propia seguridad, pero tambien que le pertenezco. Está claro que haber pasado cinco siglos dormido ha hecho que el rey cuervo pierda la cabeza.
Puede que compartamos un desafortunado vínculo mental, pero cada uno somos dueños de nuestro propio destino y mi intención es alejar el mío lo máximo posible del Reino de los Cielos y sus profecías, así como de Lorcan.
Pero no he tardado en descubrir que no hay forma de escapar del posesivo monarca y, siendo sincera, ya no estoy tan segura de querer hacerlo.